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Complicaciones de salud llevaron a Yasna Molina a dar un vuelco en su vida, cambiar de ciudad, radicarse a orillas del río Limarí, en la Región de Coquimbo, y dedicarse al rubro que aprendió de sus padres, quienes vivían de la venta de quesos artesanales.
Ha pasado una década y Yasna Molina lo recuerda muy bien. En enero de 2014, en pleno turno en una faena minera de Calama, esta ingeniera comercial sintió que su corazón latía más de lo normal. Al advertir que probablemente se aproximaba una crisis de pánico, dado los extensos turnos y alto estrés, puso en práctica una técnica que le recomendó su psicóloga unas semanas antes para controlar su cuadro: cerró los ojos y pensó que estaba en un lugar que la hacía feliz. Se imaginó de pequeña en el río Limarí, sitio al que sus padres la mandaban cada semana a que les diera de beber a sus cabras, con las que producían quesos.
«Tras esta crisis visité un doctor y me dijo: ‘Tienes dos alternativas. O cambias tu estilo de vida o sigues tal cual como estás y te mueres por un infarto o un derrame cerebral’. Con mi esposo (Carlos Olivares) le dimos unas vueltas a esta situación y definimos que debíamos hacer un cambio en mi vida», recuerda Yasna con mucha emoción.
Unas semanas después de la cita con el facultativo, la pareja tomó sus cosas y se trasladó a la localidad de Villaseca, muy cerca de Ovalle, en la Región de Coquimbo, donde, además de hallar esa paz que con todas sus fuerzas anhelaba, proyectó su futuro laboral haciéndose cargo del negocio de sus progenitores.
Desde una mirada innovadora, Molina se planteó cambiar el modelo tradicional, incorporando referencias internacionales en sus pequeñas campiñas con la producción de distintos tipos de quesos con variadas materias primas, agregando valor y profesionalizando los productos y servicios ofrecidos.
«Con un archivador enorme llegué con mi proyecto a las oficinas de Sercotec, en Ovalle, y me asesoraron y evaluaron mi idea de negocio, que era replicar lo que hacen los franceses, que tienen sus campiñas y manejo de ganado. Gracias a esto producen quesos gourmet, con sello de denominación de origen. Yo quería lo mismo», detalla la ingeniera.
Así, luego de cimentar las bases de la pyme y corroborar la factibilidad del modelo de negocio, nació en 2018 la empresa Caprinos Villaseca.
Nueva experiencia
Gracias a una capacitación organizada por CORFO, Yasna pudo conocer a los integrantes del Colectivo Fermento, quienes le enseñaron cuatro recetas básicas de quesos icónicos: azul, feta, tomme y Stilton inglés.
«Cuando aprendí estas recetas me lancé y comencé a prepararlas, sin embargo, las transformé y les agregué nuestra materia prima, nuestra leche, nuestro toque (…) La preparación es de unas 24 horas, e implica, principalmente, acidificar la leche con fermentos, luego echarle el cuajo, esperar una hora y media, poner una especie de colador con un paño y pasarla cuajada a cucharadas, una a una», explica la emprendedora.
A mediados de 2021, y con resolución sanitaria obtenida, Caprinos Villaseca sacó a la venta su primera producción en una feria de emprendedores ubicada en la Plaza de Armas de La Serena. La recepción de la gente, asegura Molina, fue gratificante
A pesar de haber alcanzado, en el corto plazo, cierta popularidad por la exquisitez y calidad de sus quesos, la ingeniera comercial insistía en que fueran testeados por algún sommelier (experto en degustación) para recibir observaciones y recomendaciones. Sin embargo, su objetivo era casi imposible, debido al alto costo económico que implicaba.
«Como alternativa, enviamos nuestras elaboraciones a la Copa América del Queso, que se celebró en Ecuador el año 2023. Ahí estaban los catadores más connotados y competían varios quesos provenientes de México, Perú, Argentina, entre otros países. Tuvimos que enviar nuestras muestras porque nosotros no pudimos ir, y ganamos dos medallas, una de oro y otra de bronce, en la categoría Leche de Cabra, con un queso macerado en pisco y otro en aceite de nuez», rememora la ingeniera comercial.
Para Yasna, los galardones fueron como una recompensa a los años de trabajo y, también, confirmaron que el camino que estaba transitando era el correcto. Pero esto no fue todo, puesto que en agosto pasado el queso denominado Anqas Villaseca (azul y a base de leche de cabra) se convirtió en el mejor del continente.
Estas preseas incidieron para que los productos de Caprinos Villaseca se expandieran en el comercio, llegando a diferentes puntos del país, y acaparando las portadas de los principales medios de comunicación nacionales y varios foráneos.
Y como si esto fuera poco, los quesos de esta pyme de Ovalle competirán en Europa el próximo mes, en el World Cheese Award.
«Queremos que todos se enteren de que en el Valle del Limarí, con mucho empeño y amor, se prepara el mejor queso de América», enfatiza la emprendedora.
Apoyo de Sercotec
Durante esta semana Caprinos Villaseca exhibió el mejor queso de América en Food Service, el evento de la industria alimentaria más grande del país en el que participó invitada por Sercotec, entidad que a través de diversos programas de fomento y de la asesoría del Centro de Desarrollo de Negocios Sercotec Limarí la ha apoyado en su crecimiento empresarial. Al respecto, su gerenta general, María José Becerra Moro, destacó que “a través de la participación en estos espacios, como Sercotec estamos brindando a Yasna y a otras 15 micro y pequeñas empresas y cooperativas una gran oportunidad para que puedan ampliar sus redes de contacto y lograr alianzas estratégicas, permitiéndoles llegar a nuevos espacios de comercialización y seguir escalando sus negocios a través de fructíferos encadenamientos productivos. Sercotec crea y fortalece empresas, las escala, y ejemplos como Caprinos Villaseca evidencia cómo un proyecto de negocio puede llegar a consolidarse con éxito como una empresa que genera interés en Chile y el extranjero”.
(Nota publicada en diario HoyxHoy)